
Sin duda, una de las mejores oportunidades para acercar a los niños a la lectura y escritura es mediante el cuento de las buenas noches. En la actualidad, ambos padres de familia trabajan para poder sostener los gastos de la familia, y cuando llegamos a casa, lo que queremos hacer es descansar. Pero por otro lado, se encuentran nuestros hijos, quienes están deseosos por compartir un momento con mamá y papá.
En determinadas ocasiones, los adultos expresamos no tener dinero para salir a convivir con nuestros hijos o que no tenemos el tiempo suficiente para estar con ellos. Pero conforme pasan los años, nos damos cuenta de las oportunidades que dejamos pasar para estar junto a ellos.
La lectura del cuento de las buenas noches, es una opción super sencilla y nada costosa para convivir entre padres e hijos y por supuesto con grandes aprendizajes. El cuento de la noche debe tener un ritual propio. Para comenzar, será preciso que se le asigne un tiempo exclusivo, dedicado sólo a disfrutar juntos de la lectura, sin padecer interrupciones. Tanto el adulto como el niño, tienen que sentirse cómodos, a gusto: sentados o acostados, siempre cerca uno del otro para que el pequeño logre contemplar las imágenes sin dificultad y también para intercambiar instantes de afecto.
La elección puede realizarla el niño, aunque también es bueno que se le ofrezca alguna otra propuesta. Al efectuar la lectura, el adulto no solo recrea la historia con su voz, sino que debe además incorporar sus dotes actorales para sacar a luz la emoción y el suspenso que el relato conlleve. Si al finalizar la narración, el niño quiere hacer algún comentario, acerca de lo que el cuento le dejó, hay que detenerse a escuchar su reflexión sobre lo que acaba de oír. Pero el comentario debe ser siempre espontáneo, no se lo puede forzar a que realice un relato. Y siempre, de más está decirlo... leer el cuento del principio al fin.
Otra opción, es cambiarle el final al cuento. Evidentemente, jugar a ponerle otro final al cuento, es algo divertido para los niños, ademas de retador porque implica poner en juego su pensamiento sobre el mundo que le rodea, en buscar justificaciones y crear sus propias hipótesis, en relación con la trama del cuento, para posteriormente darle un nuevo final.
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