En el mundo de Internet, podemos encontrar diversos temas de interés para nuestros chicos, así como para los padres de familia. Buscando información sobre el proceso de escritura de una forma más viable para el apoyo en casa, me encontré con un texto escrito por la Profesora de nivel preescolar, la maestra Silvia Gabriela Combes, quien de forma explicita nos comparte la importancia de darle un libro a un niño desde a temprana edad. Es por eso que les comparto un fragmento de lo que ella considera.
La lectura debe ser compartida para existir plenamente. Leer le abre al lector las ventanas de acceso a diversos mundos, tanto reales como imaginarios. Leer juntos es un momento fabuloso para que un niño pueda aprender lo que significa la escritura. El sucesivo acercamiento del niño a la obra literaria le posibilitará, no solamente un certero conocimiento del mundo que lo rodea, a través de situaciones reales, sino que también le permitirá adecuarse a la sociedad en que le toca vivir.
Comenzará a comprender que las letras forman palabras y que las palabras a nombran las imágenes. También aprenderá que cada letra tiene un sonido propio. Disfrutar de cada uno de los pequeños y los grandes placeres que la lectura, propicia su desarrollo como persona, se le brinda el acceso al mundo del conocimiento, a desplegar las alas de su fantasía, a sentar las bases para que el aprendizaje de la lectura.
Los niños que se han puesto en contacto con la lectura a muy corta edad, aprenden a leer más rápido y con mayor facilidad. Lo realmente valioso no es que reconozcan los códigos de la letra escrita, sino que nazca en ellos el deseo de descubrir todos los tesoros que la lectura les promete. Y cuanto más disímiles sean las lecturas compartidas, mejor comprenderán que más que un descubrir el código secreto, la lectura es la llave que abre la puertas a mundos inimaginados.
La lectura y la escritura van juntas. Mientras que el niño aprende una, simultáneamente está aprendiendo la otra. Los garabatos y los dibujos son sus primeros esbozos de escritura. Pronto empezará a escribir las letras del alfabeto. Esto le ayudará a discriminar los diferentes sonidos que cada una de ellas representa. Al ir descubriendo las letras y los diversos sonidos, éstos le darán la noción sobre cómo deletrear las palabras.
Para cuando alcanzan la edad de 4 años, los niños empiezan a entender que las palabras escritas contienen un significado. A los 5 años, la mayoría comienza a notar que las palabras están ubicadas espacialmente de izquierda a derecha. Muchos niños, en esta etapa, inclusive comienzan a identificar letras mayúsculas y minúsculas y a "leer" palabras simples. Al finalizar el nivel inicial, el niño tal vez quiera leer por su propia cuenta. Será importante permitir que lo haga, pero siempre y cuando esta iniciativa surja de él mismo. La lectura debe ser un motivo por el cual se sienta orgulloso.(Combes, 2006)
Mientras tanto, otra importante psicóloga, pedagoga y escritora sobre la lectura y escritura, es la Dra. Emilia Ferreiro, quien da su opinión con respecto al momento justo, en el que los niños deben de adentrarse en este mundo mágico de las letras. al respecto, nos comenta que: Los niños inician su aprendizaje del sistema de escritura en los más variados contextos,
porque la escritura forma parte del paisaje urbano, y la vida urbana solicita continuamente el uso
de la lectura.
Los niños urbanos de cinco años generalmente ya saben distinguir entre escribir y dibujar; dentro del complejo conjunto de representaciones gráficas presentes en su medio, son capaces de diferenciar entre lo que es dibujo y lo que es “otra cosa”. Que a ese conjunto de formas que tienen en común el no ser dibujo, lo llamen “letras” o “números” no es lo crucial a esa edad. Más importante es saber que esas marcas son para una actividad específica que es leer, y que resultan de otra actividad también específica que es escribir.
La indagación sobre la naturaleza y función de esas marcas empieza en contextos reales, en los que se recibe la más variada información (pertinente y poco pertinente; fácil de comprender o imposible de asimilar). Los niños trabajan cognitivamente (es decir, tratan de comprender) desde muy temprana edad informaciones de distinta procedencia:
a) La información que reciben de los textos mismos, en sus contextos de aparición (libros y periódicos, pero también carteles callejeros, envases de juguetes o alimentos, prendas de vestir, TV, etcétera).
b) Información específica destinada a ellos, como cuando alguien les lee un cuento, les dice que tal o cual forma es una letra o un número, les escribe su nombre o responde a sus preguntas.
c) Información obtenida a través de su participación en actos sociales donde está involucrado el leer o escribir. Este último tipo de información es el más pertinente para comprender las funciones sociales de la escritura. (Ferreiro, 2001)
Por lo tanto, invito a los padres de familia a brindar más oportunidades donde los niños puedan estar frente a un libro o un ambiente alfabetizador, porque es aquí en el nivel preescolar donde los niños tienen sus primeros acercamientos con la lectura y escritura y que mejor que poder reforzar lo aprendido en casa, mientras que en la escuela el docente tiene un papel principal al planear y crear a través del juego, donde el alumno no vea la lectura y escritura como una imposición o ejercicios que solo lo aburren o cansan.
Algunas actividades o sugerencias que desde en casa pueden ayudar al proceso de lectoescritura, pueden ser:
Combes, Silvia G. (2006) La adquisición de la lectoescritura en el nivel inicial. La Revista Iberoamericana en Educación. Numero 40/2. [En línea] https://rieoei.org/historico/jano/opinion34.htm [2019-08-08]
Ferreiro, Emilia (2001) El espacio de la lectura y la escritura en la Educación Preescolar. En Alfabetización, teoría y práctica, cuarta edición, México, Siglo XXI, 2001, p.p. 118-122.
La lectura debe ser compartida para existir plenamente. Leer le abre al lector las ventanas de acceso a diversos mundos, tanto reales como imaginarios. Leer juntos es un momento fabuloso para que un niño pueda aprender lo que significa la escritura. El sucesivo acercamiento del niño a la obra literaria le posibilitará, no solamente un certero conocimiento del mundo que lo rodea, a través de situaciones reales, sino que también le permitirá adecuarse a la sociedad en que le toca vivir.
Comenzará a comprender que las letras forman palabras y que las palabras a nombran las imágenes. También aprenderá que cada letra tiene un sonido propio. Disfrutar de cada uno de los pequeños y los grandes placeres que la lectura, propicia su desarrollo como persona, se le brinda el acceso al mundo del conocimiento, a desplegar las alas de su fantasía, a sentar las bases para que el aprendizaje de la lectura.
Los niños que se han puesto en contacto con la lectura a muy corta edad, aprenden a leer más rápido y con mayor facilidad. Lo realmente valioso no es que reconozcan los códigos de la letra escrita, sino que nazca en ellos el deseo de descubrir todos los tesoros que la lectura les promete. Y cuanto más disímiles sean las lecturas compartidas, mejor comprenderán que más que un descubrir el código secreto, la lectura es la llave que abre la puertas a mundos inimaginados.
La lectura y la escritura van juntas. Mientras que el niño aprende una, simultáneamente está aprendiendo la otra. Los garabatos y los dibujos son sus primeros esbozos de escritura. Pronto empezará a escribir las letras del alfabeto. Esto le ayudará a discriminar los diferentes sonidos que cada una de ellas representa. Al ir descubriendo las letras y los diversos sonidos, éstos le darán la noción sobre cómo deletrear las palabras.
Para cuando alcanzan la edad de 4 años, los niños empiezan a entender que las palabras escritas contienen un significado. A los 5 años, la mayoría comienza a notar que las palabras están ubicadas espacialmente de izquierda a derecha. Muchos niños, en esta etapa, inclusive comienzan a identificar letras mayúsculas y minúsculas y a "leer" palabras simples. Al finalizar el nivel inicial, el niño tal vez quiera leer por su propia cuenta. Será importante permitir que lo haga, pero siempre y cuando esta iniciativa surja de él mismo. La lectura debe ser un motivo por el cual se sienta orgulloso.(Combes, 2006)

Los niños urbanos de cinco años generalmente ya saben distinguir entre escribir y dibujar; dentro del complejo conjunto de representaciones gráficas presentes en su medio, son capaces de diferenciar entre lo que es dibujo y lo que es “otra cosa”. Que a ese conjunto de formas que tienen en común el no ser dibujo, lo llamen “letras” o “números” no es lo crucial a esa edad. Más importante es saber que esas marcas son para una actividad específica que es leer, y que resultan de otra actividad también específica que es escribir.
La indagación sobre la naturaleza y función de esas marcas empieza en contextos reales, en los que se recibe la más variada información (pertinente y poco pertinente; fácil de comprender o imposible de asimilar). Los niños trabajan cognitivamente (es decir, tratan de comprender) desde muy temprana edad informaciones de distinta procedencia:
a) La información que reciben de los textos mismos, en sus contextos de aparición (libros y periódicos, pero también carteles callejeros, envases de juguetes o alimentos, prendas de vestir, TV, etcétera).
b) Información específica destinada a ellos, como cuando alguien les lee un cuento, les dice que tal o cual forma es una letra o un número, les escribe su nombre o responde a sus preguntas.
c) Información obtenida a través de su participación en actos sociales donde está involucrado el leer o escribir. Este último tipo de información es el más pertinente para comprender las funciones sociales de la escritura. (Ferreiro, 2001)
Por lo tanto, invito a los padres de familia a brindar más oportunidades donde los niños puedan estar frente a un libro o un ambiente alfabetizador, porque es aquí en el nivel preescolar donde los niños tienen sus primeros acercamientos con la lectura y escritura y que mejor que poder reforzar lo aprendido en casa, mientras que en la escuela el docente tiene un papel principal al planear y crear a través del juego, donde el alumno no vea la lectura y escritura como una imposición o ejercicios que solo lo aburren o cansan.
Algunas actividades o sugerencias que desde en casa pueden ayudar al proceso de lectoescritura, pueden ser:
- Lectura de cuentos antes de dormir
- Crear una pequeña biblioteca
- Contar y crear historias reales o imaginarias
- Uso de papeletas para los nombres de los objetos
- El uso del nombre de su hijo(a) para marcar sus pertenencias
- Conocer como se escriben los nombres de los integrantes de la familia
- Uso de juegos de mesas que incluyan nombres en las tarjetas, como la lotería o memoraras.
- Reconocer mediante la lectura en voz alta, lo que dicen los letreros (en el supermercado, camino a la casa de un familiar, a la escuela, etc.)
- Leer el periodico del dia
- Buscar un nombre y numero de teléfono en la agenda
- Escribir una carta o recado a un familiar
- Utilizar una lista de pendientes o una receta de cocina para preparar algo.
Combes, Silvia G. (2006) La adquisición de la lectoescritura en el nivel inicial. La Revista Iberoamericana en Educación. Numero 40/2. [En línea] https://rieoei.org/historico/jano/opinion34.htm [2019-08-08]
Ferreiro, Emilia (2001) El espacio de la lectura y la escritura en la Educación Preescolar. En Alfabetización, teoría y práctica, cuarta edición, México, Siglo XXI, 2001, p.p. 118-122.
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